Cuando Estados Unidos expulsó a los españoles de Cuba en 1898, la nueva República lo tuvo como héroe nacional
Entérate24.com- General en Jefe, “Generalísimo” del Ejército Libertador de Cuba, insigne revolucionario y jefe militar de excepcionales cualidades durante las luchas independentistas frente al coloniaje español. Nació en Bani, República Dominicana, el 18 de noviembre de 1836. En su isla natal alcanzó el grado de capitán dentro del ejército español. En 1865 se estableció en Cuba con su familia y poco tiempo después pidió su licenciamiento; se dedicó al cultivo de la tierra y comenzó a relacionarse con los cubanos que conspiraban por la independencia.
El 14 de octubre de 1868, cuatro días después del inicio de la primera guerra independentista, se sumó a las fuerzas insurrectas. El 18 de octubre, Carlos Manuel de Céspedes lo ascendió a Mayor General, asumiendo el mando de las fuerzas de la provincia de Oriente. Su eficaz táctica de guerrillas le dio el control de la región, pero fracasó en su campaña para invadir la mitad occidental de la isla. Acuciado por disensiones internas, abandonó Cuba poco antes de firmarse la Paz de Zanjón (1878). Refugiado en Honduras, fue nombrado general del Ejército y apoyó un nuevo intento de insurrección en Cuba, que también fracasó (la Guerra Chiquita de 1879-80).
En 1892, con José Martí y Antonio Maceo, organizan una nueva insurrección, de la que sería jefe militar. Muerto José Martí al comienzo de la Guerra de la Independencia (1895-98), Gómez y Maceo dirigieron la ofensiva rebelde desde el este hacia el oeste de la isla (1895-96); pero fueron derrotados por los españoles. La muerte de Antonio Maceo (1896) lo dejó al frente del movimiento, de nuevo confinado a la lucha guerrillera en las montañas orientales, se negó a todo compromiso con los españoles, rechazando el plan de autonomía que ofreció el gobierno de Sagasta (1898).
Cuando Estados Unidos expulsó a los españoles de Cuba en 1898, la nueva República lo tuvo como héroe nacional, encarnación de la lucha revolucionaria. Sin embargo, entró en conflicto con el gobierno pro norteamericano, y dimitió del mando del Ejército.
Vencedor de mil batallas en Guantánamo (1871), Las Villas (1875) y Occidente (1895), la Campaña de La Reforma (1897), las acciones de La Sacra, Las Guásimas, Mal Tiempo. Por su condición de estratega brillante y táctico genial, el intelectual dominicano Juan Bosch le bautizó como “el Napoleón del Caribe”.
Decidió trasladarse a Santiago de Cuba, donde vivía uno de sus hijos. La guerra le había arrancado a uno de sus hijos amados: Panchito Gómez Toro; cuatro murieron a causa de la precariedad y la miseria que la familia debió afrontar fuera de Cuba; a varios de ellos no los pudo ver crecer. Por eso, una vez terminada la contienda bélica, priorizaría por su familia.
El pueblo acudió a despedirlo en la terminal de trenes de La Habana, y lo saludaban y vitoreaban en las paradas. La efusividad de los saludos le hizo daño. Aparentemente todo comenzó por la lesión en una mano, por donde penetró la infección que se extendió por todo el cuerpo agotado por las penalidades sufridas en las guerras. El 17 de junio de 1905 falleció, a la edad de 68 años.
“…Extranjero como soy, no he venido a servir a este pueblo, ayudándole a defender su causa de justicia, como un soldado mercenario; y por eso desde que el poder opresor abandonó esta tierra y dejó libre al cubano, volví la espada a la vaina, creyendo desde entonces terminada la misión que voluntariamente me impuse. Nada se me debe y me retiro contento y satisfecho de haber hecho cuanto he podido en beneficio de mis hermanos. Prometo a los cubanos que, donde quiera que plante mi tienda, siempre podrían contar con un amigo.”