Celebraciones: Hoy se celebra el día mundial de la Esclerosis Múltiple. En Venezuela el día del geógrafo. El martes 1 de junio día mundial de la leche. El sábado 5 día mundial de la Conservación y el Ambiente.
Reflexión: “La mayor diversión para alegrar el alma no solo se alcanza con liberar estrés, sino compartiendo sanamente con familiares y amigos ratos placenteros en centros sociales destinados para tal fin” Jaime E. Peñaloza Durán.
Entérate24.com- Tradicionalmente las fiestas de caché o elegantes -como eran llamadas en Venezuela-, se llevaban a cabo en instalaciones de clubes privados. Muchos fueron creados en la capital por gente oriunda de varias regiones dentro y fuera del país. Otros respondían más a la categoría de los gremios profesionales que fungían de anfitriones. El resto de estas buenas fiestas eran celebradas en alguno de los hoteles que para la época significaba un lujo contratar sus costosas instalaciones.
De allí que por ejemplo, que no hubo un solo militar de alto rango que no se desplazara orondamente en suave vaivén de un extremo a otro del salón Venezuela del círculo militar engarzado a la delicada sutileza de su adolescente hija quinceañera celebrando su entrada a sociedad, todo ello al compás de un vals como Danubio azul de Johann Strauss, Sobre las olas de Juventino Rosas, o el Vals de las mariposas de Danny Daniel.
También celebraban sus nupcias o la de su hijo mayor ya enrolado en la escuela militar, en cuya ceremonia de gala contaba con el honor de un cuerpo de compañeros alférez que hacían mérito a la boda con el respectivo cruce de espadas al paso de los recién desposados, convirtiendo ese momento en una réplica de las celebraciones imperiales en los grandes salones cortesanos.
Tampoco pasaron por alto las celebraciones de grados de estudios, desde los niveles de bachillerato hasta las distintas carreras universitarias. Al igual que las festividades de navidad y año nuevo por cuyo salón desfilaron grandes orquestas nacionales e internacionales. Pero definitivamente todas esas celebraciones fueron otra cosa, a pesar de las restricciones de entrada para los que no pertenecían al mundo militar.
En el mundo civil por su parte las celebraciones fueron un tanto mayor, motivado a que en la ciudad de Caracas se fundaron muchos clubes que hicieron encontrarse en fiestas, reuniones y eventos sociales de cualquier índole a paisanos llegados desde los diferentes estados del interior del país.
En esos centros se celebraban una serie de actividades sociales programadas a lo largo de la semana, con preferencia los sábados y domingos y de manera especial durante las temporadas de festejos especiales como carnaval, semana santa, vacaciones escolares y navidad. Todo ello con el único fin de hacerle la vida más feliz a sus coterráneos, unidos en la capital por ese lazo de cordialidad social.
Así por ejemplo, el club Táchira ubicado en las colinas de Bello Monte, fue uno de los grandes iconos de encuentro de toda la gran legión de honorables “gochos” venidos desde esa hermosa tierra andina, que muy esperanzadoramente anhelaban revivir los gratos recuerdos y bondades de diversión y distracción de su recordado club demócrata de San Cristóbal, que desde agosto de 1926, se ha encargado de hacerle la vida feliz a muchos.
El auge de la diversión no quedó allí, por lo tanto, no debe olvidarse la inauguración de una gran cantidad de clubes que respondían a los nombres de los estados o regiones de Venezuela, a los cuales se les llamó por ejemplo: Casa Monagas, Casa Guárico, club Caraballeda, club Tanaguarenas, club Puerto Azul y sin olvidar jamás las inmensas diversiones que ofrecía la ciudad vacacional de los caracas, que a decir verdad, “eran algo excepcional”. Sin poder olvidar jamás en época de fiestas carnestolendas la inmortal invitación y grito de carnaval “en el Ávila es la cosa”.
Hablando del Ávila se recuerda también las exclusivas celebraciones llevadas a cabo en el espectacular hotel Humboldt, calificado con cinco estrellas plus, y conocido como la joya que corona al cerro el Ávila, en cuyas instalaciones se llevaron a cabo famosas fiestas y eventos sociales, que reunían a lo más selecto de la sociedad de la época, quienes seguramente cuando ocupaban aquellos espacios modernos ubicados en la cubierta en forma de arco parabólico y de comunicación visual con el resto de los espacios de la planta baja a través de sus ventanales, dejaron para la posteridad muchos secretos e interrogantes cuando observaban a caracas prácticamente desde lo alto del cielo.
De otras latitudes se conocieron importantes clubes como el Centro Asturiano, El Casablanca Tenis Club, que más adelante diera paso a la Hermandad Gallega famosa por el arte culinario en sus sedes de Maripérez y Valle Fresco, el Centro Portugués, Centro Ítalo-venezolano, el Club Hebraica, Club venezolano alemán. De las excelentes cocinas de esos clubs salían no sólo los platos típicos de cada región, sino también platos con justa categoría competencia internacional.
Gran parte de los orientales llegados a Caracas disfrutaron por ejemplo de la casa Monagas en la avenida Nicaragua de las Acacias, donde las celebraciones sin llegar a igualar al carnaval de Maturín o al baile del mono allá en Caicara, fueron un gran aliciente del recuerdo monaguense.
En el resumen histórico de los clubes presentado por Alberto Veloz en su excelente trabajo titulado Una geografía de los clubes caraqueños, en Elestímulo, de fecha 25/7/2020, figura también el club florida, en cuyas áreas fueron erigidas las instalaciones de la Iglesia de nuestra señora de la Chiquinquirá.
La urbanización por excelencia para la instalación de reconocidos clubes fue El Paraíso donde grandes quintas que habían sido usadas por distinguidos aristócratas de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, fueron reutilizadas ya como clubes tanto del sector oficial como del privado.
De esas bondades muchos recuerdan con tristeza la desaparición del club de trabajadores de la bebida (Sintrabe), conocido por sus buenos precios. Surgieron además otros tantos clubs de categoría como el club del magisterio que estuvo durante muchos años en el Callejón Sanabria de esa urbanización, allí la variedad de entretenimientos y juegos diversos siempre iban acompañados de excelentes parrillas mixtas para picar mientras se realizaba una ajustada partida de billar o pool. También era válido como en casi todos esos clubes de la época llenarse las manos de tierra jugando las divertidísimas “bolas criollas”
La casa sindical del paraíso, se encontraba en la avenida Santander de la misma urbanización, donde la competencia entre el entretenimiento social y la ideologización de adeptos a las filas políticas de los dos principales partidos de entonces, marcaban las estrategias para los asiduos visitantes, que más que a divertirse iban tras la búsqueda de una recomendación para un puesto de trabajo en cualquier ministerio. Es bueno recordar que para entonces, los sindicatos ejercían su poder en el gobierno central de turno.
En el orden de consentidos y recordados clubes figuraron una cantidad considerable que pertenecían a las instituciones públicas, de esa manera los caraqueños disfrutaron de la Casa del Profesor Universitario, el Club de la Policía Metropolitana en la subida de la Cota 905 en El Paraíso, -donde por cierto rara vez se formaban peleas-. El Club del Banco Obrero en Coche. Los clubes del Inos y Cantv, Club de Suboficiales de las Fuerzas Armadas.
También existió en La Trinidad el Club Deportivo Germania. Los bancos por su parte y otras instituciones de la actividad económica contaron con centros de diversión para sus trabajadores, familiares e invitados especiales.
De la lista de los clubes privados no se puede dejar por fuera al Club campestre los cortijos donde el socio se sentía estar fuera de la urbe de la capital llena de concreto y ruidosos vehículos. Además de disfrutar con mucho orgullo de pertenecer a su membresía, cuando se deleitaba en las instalaciones del salón principal, también se embelesaba observando la placa del merecido tributo brindado a su reina de reinas, ganadora de tres años consecutivos el reinado de belleza del club, en la cual puede leerse “Irene Sáez nuestra reina eterna”, momentos aquellos en que esta dama de extraordinaria belleza no sabía aún lo que le deparaba el destino.
Con el triste recuerdo por lo que fue el mundo de la sana diversión en Caracas y las debidas disculpas y respeto a muchos otros grandes clubes y centros sociales lamentablemente pasados por alto, es importante recordar que “In Caracae maximus fuit quod partes crastinum quo inebriatus cat etiam, quos in suum unde transierunt mus bibit”, Por lo que actualmente un director de orquesta sobreviviente de aquellas terribles resacas, comentará en buen español, “En caracas se celebraron importantes fiestas que duraban hasta el día siguiente, donde hasta el gato se emborrachaba, y por eso el ratón hacia de las suyas con los que se pasaban de tragos” .
Saludos, vuelvo en una semana
Jaime E. Peñaloza Durán.